Nuestra principal responsabilidad es proporcionar a cada uno de nuestros pacientes la mejor calidad de vida posible. Para lograr un bienestar integral, es esencial promover y mantener un estilo de vida saludable.
1. Alimentación y vida saludable
La alimentación se erige como uno de los pilares más fundamentales para mantener una vida saludable de manera integral. A menudo, entendemos la alimentación como algo que influye en cómo nos sentimos, pero, en realidad, va mucho más allá: está intrínsecamente relacionada con la regeneración de nuestro organismo.
En los últimos años, debido a la industrialización de los alimentos y al estilo de vida poco saludable y estresante, hemos experimentado una transición de una alimentación rica en nutrientes a una que es abundante en calorías y escasa en valor nutritivo.
Una alimentación saludable y equilibrada que asegure la ingesta adecuada de todas las vitaminas, junto con un alto contenido de minerales como el magnesio, el calcio y el potasio, desempeña un papel crucial en la prevención de lesiones musculoesqueléticas, osteoporosis, tendinitis, artrosis y rupturas de ligamentos, que son obstáculos que pueden obstaculizar nuestro camino hacia una vida saludable.
2. Actividad física
Un factor que indudablemente disminuye la posibilidad de llevar un estilo de vida saludable es el sedentarismo. Según la Organización Mundial de la Salud, el sedentarismo ocupa el cuarto lugar entre los factores de riesgo en la mortalidad a nivel global.
La falta de actividad física es la principal causa del 20% de los casos de cáncer de mama y colon, más del 20% de los diagnósticos de diabetes, y contribuye al 30% de la carga de enfermedades cardíacas.
Cuando nos referimos a la actividad física, no estamos limitando su definición a la práctica deportiva en particular. El deporte a menudo conlleva un enfoque competitivo y un énfasis en el rendimiento. La diferencia clave radica en que la actividad física en general sirve como cimiento para un estilo de vida saludable, ya que el ejercicio no solo influye en la salud física, sino que también desempeña un papel importante en la reducción del estrés, el fomento del equilibrio y la salud emocional. No importa qué tipo de actividad física se realice; lo crucial es mantener una rutina constante y disciplinada para fortalecer un estilo de vida saludable.
3. Descanso de calidad
El ritmo de vida agitado, las preocupaciones y los hábitos alimenticios deficientes son factores que ejercen una influencia significativa en la alteración y la calidad del sueño. La carencia de un sueño reparador se encuentra entre las consecuencias que socavan nuestro estilo de vida saludable, debilitando el sistema inmunológico y exponiéndonos a enfermedades y dolencias.
En muchas ocasiones, nuestros pacientes tienden a confundir la calidad del sueño con el mero hecho de descansar, y es vital comprender que no son sinónimos. El hecho de dormir bien no garantiza necesariamente una alta calidad de descanso. Incluso mientras dormimos, situaciones de estrés pueden mantener los músculos tensos, lo que puede dar lugar a problemas como el bruxismo.
Un óptimo descanso durante el sueño se refleja en el bienestar y la relajación, y representa una de las mejores maneras de disfrutar de una vida saludable.
4. Educación postural
Tal vez este sea uno de los consejos menos mencionados en el contexto de hábitos para una vida saludable. La educación postural o higiene postural se refiere a un conjunto de prácticas diseñadas para mantener el cuerpo en una posición adecuada, ya sea en reposo o en movimiento. Estas prácticas desempeñan un papel fundamental en la prevención de lesiones musculares y, sobre todo, en la protección de la columna vertebral.
Estas prácticas abarcan desde mantener una buena postura al estar sentados, hasta la forma en que nos posicionamos mientras trabajamos e incluso durante el sueño.
Como fisioterapeutas, nuestra labor va más allá de ayudar a nuestros pacientes a recuperarse de lesiones. Nuestra principal meta es prevenir tales lesiones y promover el bienestar a través de una postura adecuada y un estilo de vida saludable.
5. Gestión del estrés
El estrés es, en la actualidad, uno de los principales desencadenantes de repercusiones negativas tanto físicas como mentales. Desde un simple pensamiento hasta situaciones reales, pueden desencadenar una respuesta de alerta en nuestro organismo, lo que acelera el funcionamiento de las glándulas adrenales.
Este proceso desencadena la liberación de múltiples hormonas que perturban el equilibrio adecuado del cuerpo. El cortisol, comúnmente conocido como la hormona del estrés, cuando se libera de manera prolongada durante situaciones estresantes, produce un agotamiento energético que afecta las funciones de recuperación, regeneración y creación de nuevos tejidos.
La falta de sentido del humor, la irritabilidad constante, la fatiga crónica, los dolores musculares y los problemas digestivos son señales de que uno está experimentando un estrés constante sin saber cómo manejarlo.
En Clínica Nespral, desarrollamos protocolos personalizados y específicos que asisten a nuestros pacientes en la gestión natural del estrés, permitiéndoles recuperar su bienestar y adoptar un estilo de vida saludable.
En Clínica Nespral, te acompañamos en tu proceso de recuperación de alteraciones físicas que puedan desequilibrar tu bienestar, brindándote un enfoque completamente personalizado para mantener una vida saludable.