Retomamos nuestro blog para hablar, ahora que estamos en verano y con todos nuestros deportistas participando en diferentes pruebas y retos deportivos, sobre una de las carreras con mayor reconocimiento e impacto en nuestra comunidad. Se trata de la Traveserina Picos de Europa 2017 que tuvo lugar el pasado 11 de junio y que por diferentes motivos hasta hoy no hemos podido compartir con todos vosotros la experiencia de uno de nuestros deportistas patrocinados, Pedro Santa Cecilia.
Aquí os dejamos sus sensaciones, su experiencia, ni que decir tiene que Pedro se está convirtiendo en todo un runner con proyección y retos personales importantes que darán mucho que hablar, atentos a esta próxima temporada, os iremos contando muchas cosas sobre el y sus carreras.
El día 11 de Junio de 2017 afronté una de mis pruebas preferidas, la Traveserina Picos de Europa. Era mi 3ª edición y nunca me habían salido las cosas como deseaba, a pesar de ser la prueba que bajo mi punto de vista, mejor le va a mis condiciones físicas. Sí que es verdad que llegaba con tan solo 2 meses de entrenamientos en condiciones, después de más de medio año lesionado., pero el hecho de ir ese fin de semana a Arenas de Cabrales, la capital del Trail Running durante estos días, me aportó una motivación especial.
Antes de empezar a contar mi pequeña aventura, cabe decir que la Traveserina Picos de Europa, para el que no la conozca, es la «hermana pequeña» de la Travesera Integral, la que para muchos es la carrera de montaña más salvaje y más auténtica no solo de España, sino del mundo. La Traveserina consta de 44 km, repartidos en 2.800 metros de desnivel positivo y unos 3.200 metros de desnivel negativo. Esto quiere decir, que a pesar de estar a la sombra de la Travesera, estamos hablando de una prueba de una dureza importante y sobre todo de una gran belleza natural, con pura montaña en los Picos de Europa, y con una mezcla apasionante de duras subidas, tramos técnicos, fases de carrera por pista, bajadas complicadas y otras sorpresas que año a año va teniendo la organización de carrera con todos los participantes.
Por empezar por algún sitio, ese día me levanto a las 5:00 de la mañana, desayuno en el albergue, me pongo la camiseta con la «N» que todo lo puede, la del Team Nespral, y me voy para la salida. A las 7:00 se dio el pistoletazo en Sotres, con 300 valientes dispuestos a sufrir y disfrutar de un ambiente que ya se palpaba especial desde el inicio. Mi plan lo tenía muy claro, y más después de haber aprendido de los errores del pasado, salir tranquilo, ir de menos a más, disfrutar de cada momento, y si llegaba con fuerzas al km 30, ¡A FUEGO HASTA META!
La salida «pica» para abajo por una rampa de hormigón, lo que ya te pone a una velocidad importante. Cuando me doy cuenta, me pita mi reloj, primer km a 3:45, ¿no vamos demasiado rápido? En ese preciso instante pienso como irán los corredores de cabeza, a ritmo de un 10.000 de asfalto, supongo, impresionante.
Después del hormigón, vienen los tramos por pista, bosque y sendero, donde vamos aún bastante apelotonados teniendo en cuenta el poco tiempo desde el inicio. Llegamos al Collao Pandébano, en el km 5, donde empieza a estirarse todo, y de ahí, bajada súper técnica hasta Bulnes. Esta bajada consiste en un tramo de unos 4 km de piedra resbaladiza donde el camino te hace ir dando pequeños saltos todo el tiempo, la gente se va cayendo sin parar, las piedras son prácticamente una pista de patinaje, y si aceleras, te vas al suelo. Llego a Bulnes, caída incluida, km 9, primer avituallamiento, me veo con fuerzas y avanzo rápido sin parar, hay que seguir a tope pase lo que pase.
Aquí llega la primera subida seria, la de Bulnes a Urriellu pasando por los canales de Balcosín y Camburero, unos 1.300 metros positivos en poco más de 7 km en total. Para el que conozca de que va esto, una «barbaridad» para las piernas. Lo cierto es que este pasaje de la carrera es largo, algo más de hora y media, pero increíblemente bonito, lo que hace el sufrimiento más ameno. ¡Me pego a un grupo de 3-4 corredores y para arriba a ritmo constante!
Llego al refugio de Urriellu en 2 horas y 40 minutos, algo por encima del tiempo que llevaba marcado, pero muy cómodo y disfrutando de verdad. Pero como yo digo siempre, en una maratón o ultra de montaña, siempre pasa algo, hay que estar siempre atento, no te puedes ni relajar ni despistar. En el descenso de Urriellu, calambre en el abductor izquierdo que me deja literalmente tieso y sin poder moverme. Tal era la fuerza del calambre, que si camino, noto que se me sube el abductor. Pienso qué ha podido pasar, y ahí me doy cuenta. Día de calor, a 2000 metros de altura, y no he tomado las suficientes sales. Yo soy una persona que sudo muchísimo, si no tomo una pastilla cada hora aproximadamente, me deshidrato.
Sigo bajando caminando pero con mucho dolor y afronto la siguiente subida para volver a Sotres con la certeza de que allí llego y me retiro. Cada paso que doy, tirón en el abductor. Incluso me quedo tirado en medio de la subida, avisando a la gente que me va pasando que en el siguiente avituallamiento lo dejo. Llego a Sotres de nuevo, km 24, donde me espera mi mujer, mi familia y mis amigos. Al verlos, sé que no puedo fallar, tengo que acabar, empiezo a comer y beber sin parar todo lo que tengo y puedo, fruta, sandwiches, bebidas isotónicas… Y al final, consigo salir de Sotres cojeando pero con la esperanza de que el dolor remita, aunque justo ahí comienza otra subida de unos 500 metros positivos con muchísimo calor. Nada, me vuelve a pasar lo mismo, paso que doy, siento un tirón en el abductor, y cada poco, calambre.
Llego como puedo al Jitu Escarandi, km 30, 20 minutos peor que mi mejor marca, pero la sensación de dolor en la pierna va desapareciendo. Recargo pilas, un amigo me llena la mochila de sales, y salgo rápido de allí, destino META. Este es el tramo que más disfruté, el abductor recuperó y no paré de correr, a buen ritmo durante todo el trayecto. Ayudó la niebla y las nubes, que fueron metiéndose, paliando el calor que había hecho durante todo el día. Tanto fue así que recuperé no solo los 20 minutos perdidos, sino que bajé mi marca en 14 minutos, dejando el crono en la meta de Arenas de Cabrales, en 7 horas y 35 minutos.
Una carrera de montaña de cierta distancia, para quien quiera iniciarse o le pique la curiosidad, es como una aventura que tienes que planificar al dedillo para que nada vaya mal. Y aún así, pocos lo consiguen. He visto decenas de corredores muy preparados abandonar por problemas de estómago, mala hidratación, mala elección del material, sobre-entrenamiento… Yo he sido deportista a buen nivel en otras disciplinas, pero la montaña hay que respetarla. Un error se paga caro. Afortunadamente, la cabeza es un factor muy importante, y quien sabe manejarla, tiene mucho ganado. Por todo esto puedo decir que, a pesar de los problemas, pasé un día impresionante y disfruté muchísimo en esta carrera, una experiencia que merece la pena compartir.
¿Lo mejor de todo? Llegar a meta y ver a los tuyos esperándote, orgullosos, y rememorar junto a ellos todos los momentos vividos en esta espectacular carrera.
Gracias por leerme y apoyarme, la Traveserina Picos de Europa es un Trail para disfrutar, pero también para sufrir si no te prepararas, el año que viene volveré a intentar mejorar mis tiempos, siempre hay algo por lo que luchar, nos vemos pronto, os seguiré contando muchas cosas de nuevos retos y proyectos.