Una semana más, seguimos hablando sobre cómo la alta tecnología puede compaginarse con la fisioterapia tradicional para conseguir unos mejores resultados, reduciendo el número de sesiones necesarias para tratar una dolencia y el tiempo de recuperación. En esta ocasión conoceremos un poco más sobre las ondas de choque, cómo pueden mejorar el trabajo manual en fisioterapia y cuáles son sus beneficios para nuestra salud.
Las ondas de choque es una de las terapias que más han evolucionado en los últimos años, convirtiéndose en una de las más punteras hoy en día. Su uso en fisioterapia y osteopatía se incrementa gracias a la facilidad con la que se adapta al trabajo que el fisioterapeuta realiza con sus manos.
Este tipo de tratamiento por ondas no es un tratamiento invasivo y podemos decir, además, que es una de los más efectivos, en cuanto al tratamiento del dolor músculo-esquelético. Éste consiste en una onda de sonido de gran intensidad, producida por una pistola con un émbolo, que atraviesa el tejido corporal, interactuando con él para producir una serie de efectos positivos.
Gracias a las ondas de choque se consigue una neovascularización que permite mejorar la circulación, una inversión en la inflamación del tejido y una estimulación del colágeno y mecanismos biológicos. En definitiva, los beneficios de usar este tipo de tecnología nos va a permitir alcanzar una mejora en la circulación y en el intercambio nutricional entre los tejidos, que va a favorecer una regeneración de los mismos.
El uso de este terapia es recomendable para todo tipo de lesiones, sobre todo patologías músculo-esqueléticas. Antiguamente se empezó usando en medicina, para la eliminación de cálculos en el riñón. Hoy en día, en osteopatía nos permite tratar además, calcificaciones, tendinitis del supraespinoso, epicondilitis o el espolón calcáneo.
Por ejemplo, en nuestro centro de fisioterapia y osteopatía en Gijón es muy frecuente el caso de pacientes con tendinitis en el tendón de Aquiles, normalmente corredores o jugadores de tenis y pádel. Como siempre, el primer paso es hacerles un test postural para posteriormente poner en orden la columna, la pelvis y la rodilla, viendo que todo el peso del cuerpo esté bien distribuido en el miembro inferior. Luego palpamos el tejido alrededor del calcáneo y vemos que hay ciertas zonas que están engrosadas y doloridas. Es en esta zona del talón, donde actuaríamos con las ondas de choque, sobre la inserción del tendón de Aquiles con el calcáneo.
Si hablamos de la duración de una sesión en una terapia de este tipo, podemos decir que en programas que ya están protocolizados duran entre 5 y 10 minutos. Lo normal es poner 2 o 3 programas seguidos para conseguir un mejor resultado. En nuestra clínica solemos esperar una semana entre sesión y sesión, pero en pacientes crónicos lo espaciamos menos.
Una de las cosas que más nos preguntan, referente a las ondas de choque, es si éstas tienen efectos secundarios o no son recomendables para ciertas personas. Nosotros contestamos que, más que nada por precaución, no deberían usarse en personas con marcapasos o mujeres embarazadas. Realmente no hay estudios científicos que certifiquen efectos insalubles en este tipo de personas.
Si comparamos los resultados que se consiguen con esta máquina y los de la Indiba podemos afirmar que los de esta última actúa a un nivel más interno, es decir, permite drenar las sustancias tóxicas de nuestro cuerpo. No existe nada que nos impida combinar las dos terapias utilizando primero las ondas de choque y posteriormente la Indibaterapia, consiguiendo unos resultados excelentes en muy poco espacio de tiempo.
Como hemos visto, las ondas de choque nos permiten mejorar el trabajo que, normalmente, el fisioterapeuta realiza con sus manos y además se puede combinar, tanto con este trabajo manual como con otras tecnologías, para obtener unos resultados realmente sorprendentes.
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