Tendría que extenderme mucho más para explicar todo lo que significó para mi el fin de semana pasado en Somiedo, unos días que se me quedarán grabados para siempre. Esta es mi historia de Desafío Somiedo 2017:
Llevaba meses pensando en esta carrera, ya que como mucha gente sabe, es hoy por hoy, una de las carreras referentes en el panorama nacional e internacional del trail. Llegamos el Viernes para poder sentir el ambiente único que se respiraba en Pola de Somiedo. Después de recoger el dorsal, y de vuelta a mi hotel, comprendí que esta no sería una carrera cualquiera. Ver caminando por la calle a figuras del trail running como los hermanos Miguel y Roberto Heras, Sebas Sánchez o Javi Domínguez, vaticinaban una jornada realmente espectacular. Por ser patrocinador con la empresa de la que formo parte, Kiwinatur, tuve la suerte de conocer a varias figuras de este deporte, así como compartir charlas con corredores asturianos que pronto estarán a la altura de dichos corredores, si no lo están ya. Esta fue otra de las cosas que hizo tan interesante mi estancia durante esta carrera, ya que por ser un “principiante”, una de las cosas que más me interesan es poder conocer rutinas de entrenamiento y pedir consejo a deportistas de tan alto nivel.
Me desperté el sábado a las 6:00 y según el horario marcado, hago un desayuno abundante y me voy para la salida de la Ultra, la cual estaba fijada para las 7:00. Me sorprende la rapidez con la que se sale en estas carreras, infinitamente largas, pero en las que “los primeros espadas” salen “a cuchillo”. Después de dar unos ánimos, vuelta para el hotel a prepararme y subo con mi compañera preferida, mi mujer, en autobús para Valle del Lago, donde a las 9:30 comenzará la Maratón.
Me coloco junto con varios amigos en la parte delantera, quiero salir rápido y luego puedo dejar pasar a gente según vea, pero así evito embotellamientos. Llevo varios objetivos, del más asequible al más difícil. El primero, mejorar las 6:36 horas del año pasado, envite para el que me veo preparado. Esta marca te sirve aproximadamente para quedar en el puesto 70, entre 350 participantes. No está mal dado el nivel que habrá. Desde ahí, llevo parciales de tiempos milimetrados para si Dios quiere, ir recortando minutos e ir acercándome a las 6 horas, objetivo muy difícil pero no imposible. Se da el pistoletazo y como era de esperar… la gente sale “a fuego”. Me coloco más o menos en la parte delantera y veo que me paso de pulsaciones. Va a ser verdad eso que me dicen algunos de …”Pedrín, a ti te pasa de todo”. No llevo ni 5 minutos corriendo y noto que me roza el playero en la parte trasera, justo donde el talón. Me pregunto qué hacer, si arriesgo y sigo, o me paro a ponerme una tirita y más vaselina. Opto por la segunda opción, y parece que con el paso de los minutos, la rozadura va molestándome menos.
A estas horas todavía no apretaba el calor y puedo alcanzar la Farrapona en el km 15,5 en 1 hora y 40 minutos. Voy cómodo y ya hemos quitado 700 metros positivos. Desde este avituallamiento, puede verse la subida más espectacular del día, la de la Sierra de Bígaros. Subo a ritmo constante y alcanzo la cima, donde disfrutamos de unas vistas 360 grados impresionantes, unas de las más bonitas que he visto en mi vida. Este cresteo quizás sea uno de los mayores caviares que pueda uno degustar corriendo por la montaña. Técnico y peligroso, pero precioso. Sin prisa pero sin pausa avanzo y enfoco la bajada hacia Saliencia, km 25, más o menos mitad de carrera, donde llego en 2 horas y 50 minutos. La verdad que los avituallamientos fueron espectaculares, pudiendo degustar desde un plato de pasta hasta toda clase de frutas, geles o bebidas isotónicas.
Salgo de Saliencia y me advierten… ¿tienes piernas?, la carrera empieza ahora… Conozco esta parte, unos 800 metros positivos de subida con un invitado muy especial… el calor!!!! Varias personas me dicen que la sensación térmica en esos momentos es de 37-38 grados, lo que por una parte me asusta y por otra me hace pensar en ir rápido para no exponerme mucho tiempo a esta temperatura. Me encuentro bien y subo decidido. En este tramo, vi multitud de corredores abandonar, la verdad que no me extraña porque el calor es insoportable. Al llegar a la cima, bajada técnica hasta el pueblo de Arbeyales, donde llego en 4 horas y 28 minutos. Es el km 32. En estos momentos, me empiezan a aparecer los primeros síntomas de fatiga seria, con algún calambre y bastante cansancio acumulado.
Me voy rápido tras recargar agua y afronto el sector más odiado por la mayoría de corredores, Arbeyales – Valle del Lago II. El problema es que se juntan tres condicionantes, calor a las 14.00 de la tarde, cansancio y una subida realmente matadora. Para colmo, se me parte por la mitad un bastón, un compañero menos para llegar a meta. Aquí ya voy algo desesperado y es en este punto donde se me diluyen las esperanzas de acercarme a las 6 horas, ya que voy muy fatigado. Sin dejarme llevar por el desánimo, aprieto los dientes y llego al último avituallamiento en 5 horas y 35 minutos. Solo me queda un tramo, el más fácil y “disfrutón”, todo bajada donde nos espera “LA META”.
Por la referencia del año pasado, sé que si aprieto puedo acercarme a las 6 horas y cuarto. Voy acalambrado y con un problema grave, la deshidratación. Puedo constatar que durante esta carrera, ingerí más de 6 litros de agua, pues no fueron suficientes para frenar los calambres. No me freno y desciendo lo más veloz que puedo, hasta que puedo avistar Pola de Somiedo a lo lejos, solo me queda 1 km. Un corredor que no participa se ofrece a hacerme de liebre y me “lleva” hasta el km 47, donde entro en Meta con una marca de 6 horas 18 minutos.
Me quedo realmente orgulloso de mi carrera. Cuando uno lo da todo, no hay nada que reprocharse. Ahora no compito por dinero, como hacía en mi carrera como futbolista, corro por pasión y por superación, y por unas enormes ganas de mejorar. El objetivo número 1, mejorar el año pasado, y lo cumplí. Paso a paso se puede llegar muy lejos, hay que tener paciencia y ser realista en los objetivos que uno mismo se marca. Como siempre, me quedo con el compañerismo que viví durante la carrera, nunca dejará de sorprenderme. Tan incondicional que le hace a uno reflexionar acerca del pulso entre la ayuda al de al lado o la rapidez de alcanzar la meta. Desafío Somiedo 2017 siempre será especial para mi, por la forma de vivir estos maravillosos días y por poder formar parte de una carrera que tiene el respeto por parte de toda la élite internacional.
No quiero terminar este resumen sin agradecer a mi mujer todo lo que hace por seguirme a todos y cada uno de los avituallamientos y por apoyarme en estas aventuras. Y como no, a Alfonso y a Clínica Nespral por confiar en mi y por apoyarme en estos retos tan apasionantes, orgullosos de ser uno de los privilegiados del programa “Patrocinio Deportivo”.
¡¡¡Nos vemos en la próxima !!!