Las lesiones meniscales son bastante comunes y pueden afectar a personas de todas las edades. Estas lesiones ocurren cuando hay un daño en los meniscos, que son estructuras de cartílago en forma de media luna que se encuentran en la rodilla. Los meniscos tienen una función crucial en la estabilidad y el amortiguamiento de la articulación de la rodilla.
Afortunadamente, muchas veces estas lesiones responden favorablemente a la fisioterapia si se detectan a tiempo.
Rotura de menisco
La rotura de menisco es una lesión común que afecta al cartílago que se encuentra en la rodilla. Los meniscos son estructuras en forma de media luna que se encuentran entre el fémur y la tibia, y su función principal es amortiguar los impactos y proporcionar estabilidad a la articulación de la rodilla.
Tipos de rotura de menisco
Suelen existir dos tipos de lesiones meniscales:
Lesiones por lesiones deportivas: La rotura de menisco es común en deportes que involucran movimientos bruscos, cambios de dirección rápidos, saltos y giros, como el fútbol, baloncesto, esquí, entre otros.
Lesiones por desgaste degenerativo: A medida que envejecemos, los meniscos pueden debilitarse y volverse más susceptibles a sufrir roturas con actividades cotidianas.
Síntomas de la rotura de menisco
Los síntomas de una rotura de menisco pueden variar según la gravedad y la ubicación de la lesión, pero algunos de los síntomas más comunes son:
- Dolor en la rodilla: El dolor es uno de los síntomas más característicos de una rotura de menisco. Puede variar en intensidad y ubicación, pero generalmente se localiza en el área afectada del menisco.
- Hinchazón: La rodilla puede hincharse en las primeras horas o días después de la lesión. La hinchazón suele ser causada por la inflamación en la zona afectada.
- Sensibilidad al tacto: La rodilla puede estar sensible al tacto, y la presión en el área lesionada puede provocar incomodidad o dolor.
- Bloqueo de la rodilla: Algunas personas pueden experimentar una sensación de bloqueo o atrapamiento en la rodilla, lo que dificulta su movimiento completo.
- Dificultad para mover la rodilla: La rodilla puede volverse rígida y difícil de mover, especialmente al intentar doblar o extender completamente la pierna afectada.
- Chasquido o estallido: Algunas personas pueden sentir o escuchar un chasquido o un estallido en la rodilla al momento de la lesión.
- Inestabilidad de la rodilla: La rodilla puede sentirse inestable o débil, lo que puede hacer que la persona tenga la sensación de que se le dobla o cede.
Prevención de lesiones de menisco
Para reducir el riesgo de agravar las lesiones de menisco, se aconseja evitar la realización de sentadillas profundas y deportes que exijan cambios rápidos de dirección. El entrenamiento de fuerza, enfocado en fortalecer los músculos del muslo, puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar este tipo de lesión y brindar mayor estabilidad a la rodilla.
Causas de la rotura de menisco
La rotura de menisco puede ser causada por diversas razones, entre las cuales se incluyen:
- Traumatismo o lesiones deportivas: Un golpe directo o un traumatismo en la rodilla durante actividades deportivas, especialmente aquellas que implican giros bruscos, saltos o cambios rápidos de dirección, pueden causar una rotura de menisco.
- Torsión o giro forzado: Girar o torcer la rodilla bruscamente mientras se está de pie o con el peso del cuerpo puede ejercer una presión excesiva en los meniscos, lo que puede llevar a su rotura.
- Desgaste degenerativo: Con el envejecimiento, los meniscos pueden volverse más frágiles y susceptibles a lesiones. El desgaste gradual de los meniscos con el tiempo puede provocar roturas sin una lesión aguda específica.
- Sobrecarga repetitiva: Algunas actividades que implican flexión y extensión frecuentes de la rodilla pueden aumentar el riesgo de desarrollar una rotura de menisco debido a la tensión repetitiva en esta estructura.
- Anatomía y alineación de la rodilla: Algunas personas pueden tener una anatomía particular de la rodilla, como un menisco más grande o una alineación anormal, lo que aumenta la probabilidad de una lesión meniscal.
- Lesiones previas: Las personas que han tenido lesiones meniscales previas o cirugía en la rodilla pueden tener un mayor riesgo de desarrollar nuevas roturas de menisco.
- Factores genéticos: En algunos casos, puede haber una predisposición genética a desarrollar ciertas condiciones o problemas en las estructuras de la rodilla, incluidos los meniscos.
¿Dónde te duele cuando tienes el menisco roto?
- Dolor en la parte interna o externa de la rodilla: Si el menisco medial o lateral está roto, es común sentir dolor en el lado de la rodilla donde se encuentra la lesión. Por ejemplo, una rotura de menisco medial puede causar dolor en la parte interna de la rodilla, mientras que una rotura de menisco lateral puede provocar dolor en la parte externa de la rodilla.
- Dolor en la parte central de la rodilla: Dependiendo del tipo y la extensión de la rotura, también es posible sentir dolor en el centro de la rodilla, donde se encuentran los meniscos.
Además del dolor, otras sensaciones comunes asociadas con una rotura de menisco incluyen hinchazón, sensibilidad al tacto, dificultad para mover la rodilla, bloqueo de la articulación y una sensación de inestabilidad en la rodilla.
¿Cómo curar los meniscos de la rodilla sin cirugía?
La fisioterapia puede ser una parte importante del tratamiento para ayudar a curar una lesión de menisco, especialmente en casos de roturas menores o en combinación con otros enfoques de tratamiento. El objetivo de la fisioterapia es fortalecer los músculos alrededor de la rodilla, mejorar la movilidad, reducir el dolor y la inflamación, y promover la curación del menisco.
El tratamiento con sesiones de fisioterapia adecuada a cada paciente se conformará con:
- Terapia manual para reducir el dolor.
- Drenaje para evacuar el líquido inflamatorio.
- Técnicas articulares para ganar movimiento.
- Ejercicios para aumentar la fuerza muscular.
- Ejercicios rehabilitación.
- Aumento de fuerza muscular.
- Ejercicios propioceptivos para mejorar el equilibrio y la conciencia corporal.
- Ejercicios de equilibrio.
- Reeducación de la marcha.
La fisioterapia puede ser especialmente beneficiosa en las primeras etapas de una lesión de menisco, y en algunos casos, puede evitar o retrasar la necesidad de cirugía. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todas las lesiones de menisco pueden curarse con fisioterapia sola, y en algunos casos, puede ser necesario combinarla con otros enfoques de tratamiento o incluso considerar la cirugía si la lesión es grave o persistente.
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